La Ley de los Infinitesimales sostiene que mientras menor sea la dosis de medicamento, más potentes serán sus efectos.
Hahnemann enseñaba que las sustancias podían ser “potenciadas”; es decir, que era posible liberar los “poderes inmateriales y espirituales” de los medicamentos para incrementar el efecto de sus componentes activos, y también para activar los inactivos. El proceso de “potenciación” involucraba la dilución continuada de los agentes curativos mediante un proceso al que llamó “sucusión” (sucussion). En este proceso que se le conoce como La ley de los infinitesimales, las mezclas iniciales son agitadas no menos de 40 veces, se desechan 9 partes, se añaden 9 partes de solvente (usualmente agua) y se agita la mezcla nuevamente. El proceso se repite tantas veces como se desee. El golpear ligeramente sobre una almohadilla de cuero o en la palma de la mano se consideraba que podía duplicar la dilución – en contra de lo establecido por las leyes elementales de la física.
Los medicamentos homeopáticos se diluyen en potencias de diez, dice la ley de los infinitesimales y se denominan con combinaciones de números arábigos y romanos (ejemplo, 3X = 1/1000, 4X = 1/10,000, 3C o 6X = 1/1,000,000, etc.). El hecho innegable de que los medicamentos homeopáticos del siglo XIX consistieran en placebos diluidos los hacía sin duda preferibles a los repelentes potingues y mejunjes que recetaban los partidarios de las teorías humorales.
Sin embargo, la química elemental nos dice que existe un límite a la dilución que se puede alcanzar sin que se pierda totalmente la sustancia original. Este límite, determinado por el número de Avogadro (6.023 x 10-23) se corresponde con una potencia homeopática de 12C ó 24X (1 parte en 1024). A este grado de dilución existe menos de un 50% de probabilidad de que incluso una sola molécula del material original permanezca en la disolución después del proceso de potenciación. El mismo Hahnemann se dio cuenta de que prácticamente no existía probabilidad de que quedara algo de la sustancia inicial tras un proceso tan grande de dilución, pero se las arregló para buscar una explicación en términos metafísicos.
Además de contradecir la física y el sentido común, queda totalmente invalidada cuando se hacen estudios farmacéuticos sobre la dosis aplicada de un medicamento y la respuesta que éste ocasiona en el organismo.